Como cada año, el aguacate mexicano invadirá las casas de los Estados Unidos durante el Súper Domingo y los anaqueles norteamericanos desde semanas antes. Y es que, gracias a una innovadora y, hasta ahora, estrategia de marketing, el aguacate se ha convertido en un referente inmediato del evento deportivo más importante de la Unión Americana. Los hábitos de consumo del público estadounidense han cambiado desde hace poco más de 20 años, y el aguacate se ha colocado dentro de los alimentos en más rápido ascenso, tanto en su demanda como en su aceptación; de hecho, el aguacate mexicano se ha vuelto parte de las dietas que buscan tener un enfoque más natural y sano, debido a sus propiedades benéficas y a que los consumidores, sobre todo los denominados millennials, empezaron a tener un consumo desmedido como alimento de moda. Tanta es la fascinación con el aguacate en los Estados Unidos que existe un lugar que dedica únicamente a la elaboración y venta de platillos con este ingrediente, conocido como la Avocaderia.
Lo interesante de esta situación es que Estados Unidos importa prácticamente todos los aguacates que consumen directamente desde México; se estima que las exportaciones de aguacates mexicanos ascienden a aproximadamente 70 mil toneladas por mes. Claro que, durante las fechas cercanas al Super Bowl, este número asciende de manera estratosférica, ya que sólo en esa temporada, los Estados Unidos importan cerca de 200 mil toneladas. Esto genera una derrama económica por encima de los 3 mil millones de dólares. No es coincidencia que al aguacate mexicano se le conozca en el medio agroalimentario y comercial como el oro verde. De hecho, este año, la APEAM realizó proyecciones que estiman la exportación de aguacate a los Estados Unidos hacia el Super Bowl de 120 mil toneladas, 20% más que el mismo periodo del año pasado. Pese a los rumores del posible desabasto, que se difundieron rápidamente tanto en México como Estado Unidos, la APEAM salió de manera oportuna a informar que el desabasto de combustible no afectaría al cumplimiento de las entregas pactadas en Estados Unidos de cara al Super Bowl y que únicamente era en las operaciones locales en las que el desabasto de combustible estaba creando conflicto. Califican como una alerta naranja, de la que no se debe quitar el dedo, pero no como un impedimento para que el aguacate llegue a los hogares americanos el 3 de febrero.
La situación aquí subyace en el hecho de que únicamente un estado de la República Mexicana cuenta con las certificaciones suficientes para exportar aguacate a los Estados Unidos, pues cumple con los lineamientos impuestos por la USDA; de hecho, es habitual que inspectores de esta agencia americana se paseen por los campos de cultivo michoacanos. Más aún, esta posibilidad de exportación viene de la mano de un esfuerzo monumental por parte de la APEAM, quienes impulsaron este mercado y el consumo del fruto a través de Avocados from Mexico, quienes se encargan de la promoción del aguacate michoacano e, incluso, se han vuelto tendencia por los innovadores comerciales transmitidos durante el Super Bowl, uno de los espacios al aire más caros por segundo en el mundo. Lo curioso es que, con esta estrategia, los aguacates de México son, de facto, únicamente los que produce el estado de Michoacán. Fuera de los problemas que esto pueda ocasionar a nivel doméstico entre estados productores, el hecho es que la estrategia funcionó y los aguacates no podrían tener un mejor desempeño en cuanto a sus exportaciones a Estados Unidos. Frente a esta situación, tratar de buscar otros mercados no sólo se vuelve ocioso, sino que se vuelve impensable. La facilidad y los bajos costos que el transporte terrestre, además del impulso mediático que los aguacates han tenido, convierten a Estados Unidos en el mercado ideal, y, esto, gracias al esfuerzo no del gobierno, sino de la organización de productores, empacadores y exportadores. Se trata de una medalla que ningún gobierno se puede colgar, pues se trató de una iniciativa desde quienes vieron una oportunidad y trabajaron a marchas forzadas para aprovecharla y maximizar sus ganancias. Lo que antes se hacía a través de brókeres, que incrementaban el precio sin dejar ganancia a quien produce, ahora se hace de manera directa y organizada, con el respaldo de una marca visible y confiable.
¿Qué pasaría, entonces, si otros productos emblemáticos de México replicaran la estrategia que la APEAM ya probó ganadora? Podemos pensar en el chile, que también es alimento en ascenso constante en las dietas norteamericanas, o en frutas tropicales. Más aún, ¿por qué no dejar de saturar el mercado norteamericano, más con los problemas que la administración Trump ha hecho latentes y el mal trato a los connacionales, y pensar en mercados no explotados, pero con alto potencial? La Unión Europea está en constante búsqueda de satisfacer sus necesidades agroalimentarias con productos extranjeros, sobre todo si éstos cuentan con certificaciones orgánicas, como en el caso de este producto; claro que también tenemos la presencia del aguacate peruano que, pese a su calidad menor, está teniendo cada vez más presencia con estos consumidores. Japón, por su parte, es un país cuya base de trabajadores del campo y pescadores va en merma alarmantemente rápida y con un ingreso per cápita considerable, como para pagar precios muy competitivos por productos extranjeros, sobre todo frutas. Ya hablé hace algunas entradas del miedo que los productores tienen para intentar exportar, debido a las dificultades o inversiones desproporcionadas que se tienen que hacer para tener éxito y penetrar un nuevo mercado; sin embargo, la solución ya la estamos viendo desde los aguacates de la APEAM y el Super Bowl. A través de la organización y el trabajo en conjunto, los esfuerzos y los recursos pueden ser mejor dirigidos hacia un fin común: exportar y seguir exportando. Si la APEAM triunfó, significa que otras organizaciones pueden hacer lo propio. Sí, ha sido una labor de años, décadas incluso, pero los resultados son una de las entradas de divisas más fuertes en materia agroalimentaria.
Los aguacates que la APEAM vende cada año en el Super Bowl son una historia de éxito que llama a ser replicada. La estrategia de comercialización ha sido la adecuada gracias a la cooperación de todos los involucrados en la cadena de abastecimiento con miras a un fin común. Si el que produce, el que empaca, el que transporta y el que comercia tiene éxito, entonces le va bien al sector, a la industria y el país. Con eso en mente, podemos pensar en métodos alternativos para la comercialización, ya sea desde la organización hasta la economía colaborativa. Si la APEAM se deshizo de brókeres y se quedó con esa parte de la ganancia directo dentro de la cadena de abastecimiento, también se puede lograr mayores márgenes de ganancia eliminando el exceso de intermediarios por medio de tratos directos a través de una plataforma de comercio justo. Smattcom, El Comercio Inteligente Para El Agro, es justamente esta alternativa al modo tradicional de comercializar perecederos. Gracias a la economía colaborativa y a la posibilidad de vender directamente en distintos mercados y zonas productivas, los usuarios pueden maximizar sus posibilidades de cerrar tratos lucrativos con mayor facilidad y autonomía por medio de su participación en las subastas diarias de productos del campo. Tanto quien vende como quien compra se encuentra con una multitud de opciones para ya no recurrir siempre a los mismos mercados o clientes.
Comentários